martes, 2 de abril de 2019

Keep Calm

Simplifica. 

Reduce mi rabia contra el mundo en kilogramos. Quítale peso a la impotencia. 
Mi rabia que es libérrima y se despereza en revoluciones de pájaros sin jaula. 
A mi rabia, que es un odio inextricable y sale sola a beber cerveza , siéntala en un café cualquiera, 
conviértela en buzones de quejas por costumbre. 
Hazla suave y dócil como un perro.
Aliméntala de la política y su aplauso estéril. 
Afíliala a un partido y envalentona un motivo para gritar muy fuerte. 

Para prevenir ahogamientos en desilusiones, presiona el off en mi garganta después de la manifa. 

Reduce la velocidad de mis alas en kilómetros por hora. 
Fréname en el aire y aguanta la caída.  
Mis alas que son alóctonas y erigen nidos en ojos tristes. 
A mis alas, que son mudables y van por piezas, hazlas raíces patógenas de las que no pueda liberarme. 
Dime que somos de donde venimos.
Aliméntame de la tierra de tradiciones de mis padres y sus padres y otros antes.
Aférrame a las costumbres que otros más viejos y sabios decidieron por mí. 

Esquílame las plumas con hechos confirmados si, Dios no lo quiera, dudo.

Reduce mi pasión en amperios. 
Corta todas las fuentes de alimentación. 
Mi pasión que es eléctrica y sufre descargas al más leve contacto cerebral. 
A mi pasión, que es inefable y se construye en pieles y sueños, 
hazla carnal y prostituta, 
modelo hetero-complaciente.
Y déjame sólo las pupilas para verte.
Acaríciame sólo con las manos.
Bésame siempre que cierre los ojos. 

Y, cállame, cállame si gimo versos. 
Que no está contemplado que los orgasmos suban más allá del estómago y salgan por la boca.

Redúceme. 
Dame un amor desagitado. 
Dime que la cafeína me acabará matando. Discúteme por cosas pequeñas como el color de las paredes en las que vamos a encerrarnos. 
No hagámos cosas inútiles como las nubes.
Que flotan y saben a cosas que...
No, espera, no me lo cuentes.
No me dejes hablar más de lo necesario. 
No me dejes pensar más de lo políticamente correcto. 
No salgamos a por excesos de vida. 
Qué no, qué no. 

Méteme una bala en la cabeza. 
Dame una copa de cianuro.
Empújame a las vías del tren. 

Puestos a morir
hagámoslo de la manera más simple.

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