domingo, 7 de diciembre de 2014

SOS a la cordura, para que vuelva

Y es que ellos no lo entienden.
Mira,  otra vez reduzco las palabras
a una excusa para hablar conmigo.

Y siempre lo dirijo a ti,
que no eres nadie.
Porque gritar sola,
y en silencio
es de esquizofrénicos.

Y ya estoy bastante loca.

Que siempre fue un experimento,
de vivir intensamente.
A lo kamikaze emocional,
para no quedarme muda
y poder contar un día
que sé lo que se siente al consumirse
y no que me frustré evitando
el vacío que llega pronto - con sigilo, se me cuela-
y ahogo un poco por las noches.

(Ya confesé, que quería saberlo todo.
Lo que olvidé contarte
es que siempre fui yo
quien no supo suficiente.)

Que si averiguase que no siento,
ni la mitad de lo que escribo - no de forma permanente -
que aprendí a hablar
sin miedo
para nunca decir nada
y que pienso que en mi mundo
no hay espacio para más...

Ay, Dios. Qué frialdad más absoluta la que a veces me disfraza.
Puede que yo sea la psicópata y no él.

Pero es que yo también me deshice a mi manera,
y sentí más de lo que pude. (En el fondo, creo que puedo)
Ya escribí sobre la angustia
la desesperación
y las dudas.
Y me borré de los textos muchas veces.
Para no encontrarme en personaje
Y quererme un poco más.

Ahora evoco por momentos,
evitar la indiferencia.
Otras la abrazo
y me escondo en el cuarto de mi misma - mi piso, de ahí viene-
en el que la piel no se te eriza 
para no querer de más
ni sufrir de menos.
Intento encontrar ese punto en el contexto,
en el que el fantasma
de una gran persona (yo también me lo repito)
que existió (aún no sé si lo soñé yo, o es él el que me sueña)
demuestre que es real.

Y duele que te cagas,
que te ahogas
unas horas.
Y alegra la vida
por momentos.

Pero se van dejando ausencias. 
Y es por eso que autodestruirse está de más.
Y nunca fue un término exacto. - más exacto fué perderse -
No es que finja enteramente,
es que igual sí que entendí
lo de (des)enamorarse por instantes
y perder el norte un rato.
Que en el sur tengo un desierto
al que siempre puedo recurrir.

Asusta tanta brújula.

Sólo quería que supieras,
y este es el texto más sincero - de ahí la patada al estilo -
que no he escrito - más bien pienso -
a ti, o a mí.
Que quizás tenía que aceptarlo
que en el fondo,
y aunque nade entre aguas turbias
y me ahogue en tus despojos
me mantengo siempre
y sin quererlo
jodidamente sola
Malditamente a salvo.

Que gano más en hastío que en desvelo.
Y el insomnio es para no soñar.
Qué malo es desconocerse.

Yo quería que durara,
Lo de sentirse vivo
Y al final agoté la sensación.

Con suerte voy y la recupero.
Con mucha va y se queda.

Prometo que un día,
Intentaré cortar las cadenas
Que me atan a este frío
y dejaré que entres
a llenarme la vida un rato.

Pero ese día no es hoy,
ni mañana.
A ti, ahora te hablo,
para decirte
que ya te lo dije.
No me salves,
que no hace falta.
Me estoy jugando el pellejo
para ver si se deshoja.
Quédate que te lo presto.

Déjame que juegue un tanto
y me queme de cuando en cuando
a ver,
si en medio de todo esto
se me despierta un poco el alma -ya ha dormido muchos años-
y dejo sitio para no querer a ratos
Le hago un hueco a los recuerdos
y guardo un algo para siempre.

Que no me asusta quererte,
ni a ti,
ni a nadie.
Lo que me provoca pesadillas
lo que me sufre al despertarme
es lo poco
lo fácil
lo sencillo
que sería
simplemente
olvidarte.

Y recordarme una vez cada dos años.


Que en esta estación llevo toda la vida
y he visto partir demasiados trenes.
Y aquí sigo, esperando
a que uno pare más de un mientras
y se quede.
A esperar a que me encuentre.


Provócame un poco
las ganas.
Que igual estoy equivocada
y me miento a ratos
quizá en el fondo
necesito sólo que me empujen.
Igual sí quiero que me salven
Un poco del vacío.
Quizás sólo que me acepten.
Venga, pega fuerte.

Déjame sin aire y sin palabras.- Y sin besos, gástalos -
Hazme daño, quiéreme con todo
y córtame la verborragia.
Y si funciona,
si lo consigues
déjame
simplemente
que te de las gracias.



Qué me vas a contar a mí de religiones.
Esto sí que fue un acto de fe.

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